OTRA VEZ LA MANO EN EL BOLSILLO Y VANNN

Dos estilos -opuestos, contradictorios- de dos equipos que llevaron su propia idea a fondo, sin grises ni matices, sólo pueden ofrecer partidos como éste. Cambiante, impredecible, lleno de situaciones inesperadas, una montaña rusa de emociones que hace difícil clavar la espada del análisis y bajar el martillo de la sentencia. De movida, un Gago dispuesto a quemar las naves, a explorar los extremos de su propias creencias, porque decidió jugar sin red, a acelerar a 300 sin casco ni cinturón de seguridad. Línea de tres centrales, con Nardoni de cinco era el único anclaje defensivo. Cuatro más el arquero. El resto, una suelta de palomas, porque hasta Rojas -lateral natural- se lanzaba bien arriba. Juanfer de "ocho", Oroz de interior ofensivo, más Ojedita, más Romero, más Roger. Si el DT de Racing, cuestionado en las Redes y en el runrún de los hinchas, quería mandar un mensaje, éste llegó claro.

En los papeles, en el terreno de la lógica, era el peor plan ante un equipo como el San Lorenzo de Insua, una piedra de Kriptonita que se desayuna planteos cocoritos como el de Gago. De hecho, en un momento lo tuvo en un puño. Después del penal que no dio Rapallini y sí el VAR (todo un tema la actuación del referí en el Gasómetro), el Ciclón tenía a su rival en la jaula. Encerrado en su propia búsqueda, con todo el equipo amontonado en campo de San Lorenzo, era cuestión de tiempo hasta que el local pescara una pelota suelta y embocara una contra, porque tenía un campo entre líneas ante una Acadé que no tenía marca. Tuvo un par de chances en Girotti (un anticipo a Sigali y un mano a mano con Arias), pero dejó pasar su momentum. Además, el mérito del entrenador de Racing fue acomodar un poco mejor al equipo, hizo suya la pelota y fue metiendo cada vez más a su rival contra su propio arquero. El pecado del Ciclón fue haber sido complaciente, de haberse conformado con achicar para atrás, confiado quizá en esa comodidad que siente el de jugar en la cornisa. El empate no vino por el penal insólito que cobró Rappalini y el VAR, otra vez, le evitó el papelón. Vino después de que San Lorenzo se quedara con 10 (criminal planchazo de Pérez a Nardoni), pero en este caso la diferencia numérica no fue factor. Fue un zapatazo de Sigali, parado casi como 10, que sometió a Batalla. Y si Gago mandó un mensaje con su planteo, su capitán mandó el suyo propio, cuando buscó al entrenador en el festejo, en un abrazo con mucho significado.

Y si de explorar los límites de la idea se trata, mucho de eso también tuvo Insua: que para tapar el hueco de Pérez sacó a Girotti para poner a Insauralde. Decidió jugar sin 9 de área, y se resignó totalmente a atacar, en un 5-4-0 cuanto menos curioso, aun jugando con uno menos, no se entiende tanta cautela... Es más, cuando Barrios sintió un tirón, Insua puso a Perruzzi, por si a alguno no le quedó claro a qué juega el Ciclón. Ante este panorama, Gago hizo ingresar a Almendra por Colombo. Total, para marcar a nadie le sobraba con Piovi y Sigali.

Así, San Lorenzo -su entrenador- decidió jugar en una sola parte del campo, y el propio. Gago aceptó el desafío. Oroz metió la pelota en el área chica y Romero pifió a medio metro de la línea de gol, pero tampoco fue que le cascoteó el rancho. Racing también cayó preso de su propia inoperancia, aunque siempre estuvo más cerca de ganar, al menos por una cuestión geográfica. Sin ir más lejos, Batalla le sacó un tiro de gol a Almendra y otro a Rodríguez.

En cambio, San Lorenzo siguió en la suya. Tuvo un córner a los 29 del segundo tiempo que se celebró como un penal... A esta altura, cruzar la mitad de la cancha era una verdadera excursión a los Indios Ranqueles, porque Insua no puso a ningún jugador -Auzqui, el pibe Hausch- que supiera bien dónde queda el área de enfrente...

LES DEJO LOS GOLES DEL CICLON

                         


                                                    

                                    



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