CARAZA ZONA CUERVA

  Un 0-0 mentiroso; un típico clásico del fútbol argentino que salió bueno aunque se jugó poco; un resultado justo aunque uno ( San Lorenzo ) dominara 60 de los 90 minutos e hiciera más méritos para ganarse el cielo. Pero parte del encanto de esta historia fue que el que estaba para perder casi lo gana,  en un final de locura quizá inesperado por cómo comenzó la tarde     San Lorenzo se hizo cargo del deseo de ganar, aunque no le sobre nada, sobre todo a la hora del desequilibrio fino que gana partidos. Aún con esas dificultades, el Ciclón tuvo momentos en los que pudo arrinconar a Huracán y complicarlo desde la presión de Gordillo, la zurda interesante de Martegani (lo mejor de la tarde) y los piques de Cerutti . El Pollo fue, evidentemente, la principal arma de Troglio para encontrar los pocos huecos que dejaba el fondo del Globo, que en general respondió bien en la comodidad de la retaguardia. San Lorenzo no fue un canto al buen juego, pero con voluntad y sudor le puso onda a la tar

  Paso a paso, escalón por escalón. Un proceso de reconstrucción que inició  Pedro Troglio , quien aceptó el desafío al que pocos se animaban, pero que lleva tiempo, justo lo que en el fútbol argentino nunca sobra.  San Lorenzo  venía en alza desde aquel segundo tiempo en el que estuvo cerca del empate heroico ante Defensa, es cierto; pero los triunfos no llegaban. Nadie vive de buenas intenciones,  los resultados mandan aunque a algunos no les guste, por eso haber cortado la racha negativa en la previa del clásico es un premio Gordillo . En los primeros cinco encuentros hubo de todo. Mala suerte, errores propios, fallos arbitrales, mal juego, buenos momentos que no se reflejaron en el marcador. Pero  las excusas no sirven para sostener proyectos . Troglio lo sabe bien y por eso venía haciendo hincapié en  la imperiosa necesidad de ganar. Sin embargo,  lo ocurrido anoche en Córdoba no fue solamente una victoria para romper el maleficio . Fue también una demostración para adentro de que