PATERNIDAD ETERNA

Quema. La pelota. El ambiente. Hay pica. Fricción. Un clásico en el clásico de barrio más grande del mundo. El que anoche también fue de los más bravos, con cuatro rojas en un final crocante, con encontronazos por carga de tensión acumulada entre dos equipos diametralmente opuestos -sobre todo- futbolísticamente hablando, pero que estadísticamente le terminó resultando más redituable a San Lorenzo.

Si los partidos se decidieran por grados de mérito, Huracán hubiera ganado puesto que fue superior en el sector más desbalanceado de su adversario: el medio. Cuantitativamente, Dabove logró que su equipo tuviera mayor presencia por las bandas, evitando con Gómez y Acevedo las proyecciones de Luján y Braida, y también en el centro del campo, donde Fattori y Hezze impusieron condiciones frente a un muy solitario Jalil Elías, poco auxiliado por Carlos Sánchez. Y aunque el gol de penal de Cóccaro fue fruto de un arranque de partido plagado de balones largos a las áreas (Rafa Pérez, en simultaneidad de agarrones con el Zorro, acabó derribando al goleador), los primeros treinta minutos justificaron conceptualmente el 1-0. El masterplan de Insua con Cerutti volanteando y Vombergar retrocediendo no funcionaba: Bareiro estaba demasiado aislado. Y entonces, en desventaja, el equipo del Gallego quedaba muy lejos de Chaves.

San Lorenzo marcó la diferencia en el clásico a través de Augusto Batalla. El arquero sostuvo esa diferencia mínima el tiempo suficiente como para mantener vivo a su equipo. Uno que -al no poder funcionar como tal- logró un empate impensado por una combinación ídem: aprovechando que Huracán se había replegado más de lo aconsejable en el cierre del primer tiempo, Braida -envalentonado- avanzó y formó una sociedad con Elías, quien con un bombazo sorprendió al arquero rival. Y entonces, un reset en el desarrollo. Que favoreció a San Lorenzo y forzó a un local desgastado a reacondicionarse.

Allí el nuevo acierto de Dabove: incluir al atrevido Gauto para desestabilizar a Luján y relevar a un agotado Gómez con Garro. Insistió con el plan original, buscando a los dos arietes frente a un rival ya apelaba demasiado a la barricada, que tuvo muy atentos a Gattoni y a Gastón Hernández pero que especialmente halló a un Batalla en modo Torrico que salvó todo: evitó un golazo de Fattori de media distancia, luego atrapó un centro venenoso de Cóccaro, despejó una avivada de Gauto y sobre el cierre desactivó un cabezazo impecable de Cordero.

San Lorenzo atendió, no obstante, las necesidades del partido: Insua intentó capitalizar con Barrios y Leguizamón los espacios que dejaría Huracán al avanzar en el campo. Sin embargo, los dos canteranos jugaron al límite de un error que pocas veces llegó. Y eso terminó de sacar de contexto a Bareiro.

Ante repetición de intentos, de avances infructuosos y de revoleos, la tensión aumentó. Y se produjo la otra batalla: el manotazo de Hezze a Barrios, la respuesta del Perrito, la intervención de Tobio y el borbollón que se ganó los flashes… y que le permitió transitar a San Lorenzo esos últimos minutos del partido. Quedándose, a fin de cuentas, con un punto que le permitió despegarse estadísticamente pero que desnudó algunas falencias hacia adelante: en proyección, Insua deberá mejorar con lo que tiene. Huracán, en cambio, se fue entendiendo que generó lo suficiente como para ganar. Con una calentura que quema.

LES DEJO LOS GOLES DEL CICLON


                                       



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