Y SEGUIMOS EMPATANDO

San Lorenzo hace lo que puede con lo que tiene. Y quizás sus 27 puntos -después de fiascos producidos en serie, atados ellos a una crisis dirigencial irresuelta- asomen como un logro en sí mismo para Ruben Darío Insua: porque con lo poco que tiene ha hecho más que lo que se esperaba. Sin embargo, si este cuadro con orden y hasta temple en algunos pasajes del campeonato no le ganó a Colón fue porque aún le falta oficio. Ese que tienen los equipos que entienden la importancia de cada jugada ofensiva. Y las concretan o, de mínima, buscan la mejor resolución de la oportunidad que brindó el partido

Tiene sentido, entonces, que este San Lorenzo de Insua ya lleve la inédita suma de 12 empates en 19 partidos: del mismo modo que ya no pierde aquellos cruces que antes terminaban en derrota, el paso siguiente para el Gallego será educar para capitalizar lo que se elabora. Como ocurrió en Santa Fe, por ejemplo, con Iván Leguizamón. El delantero entró crocante, con espacios producto de una táctica local que ofrecía metros cuadrados de tierra para el movimiento a espaldas de los volantes. Y el juvenil lo aprovechó a medias: San Lorenzo tuvo las dos jugadas más claras del partido, ambas en los pies de su joya, quien eligió mal de manera reiterada. Dos escapadas por derecha en la que no alzó la mirada para contemplar las presencias de sus compañeros (Bareiro y Barrios, por caso), intentando remates mal direccionados. ¿Que empujó vía Bareiro? ¿Que Vombergar fue pura voluntad? Tan real como que ya la vara parece estar un tanto más alta para un equipo sin flashes pero que cuando se lo propone, hasta incomoda a los rivales más bravos. No fue el caso el de Santa Fe.

Colón, apurado por la coyuntura, después de tres derrotas consecutivas, lo que sumó le alcanzó para darle make up a un año olvidable después de uno inolvidable: sólo sumó un 35% de los puntos que disputó, demasiado poco para un cuadro que en 2021 festejó su primer título. Pero entendible si se analiza en contexto: un cuadro que se desmembró y que ayer volvió a demostrar las desconexiones propias de un equipo en formación, que si luce es por el talento del Pulga Rodríguez y la voluntad de Bernardi. Ya ni siquiera se luce Farías, otrora figura de talla internacional, que hoy asoma demasiado apagada, casi inofensiva.








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