San Lorenzo se llevó un punto de Tucumán gracias a Torrico

 De esta manera es imposible. San Lorenzo parece depender de prenderle velas a (San) Torrico, esa imagen divina que desde hace años se para bajo los tres palos, con los guantes como su principal arma, para defender a los suyos de todos los males. El equipo de Montero parece ser arquerodependiente, porque no termina de ser bueno en ataque ni en defensa. A pesar de la intención de salir jugando para tener la pelota y empezar a ganar en confianza, en Tucumán le costó muchísimo no sólo manejar la pelota: también cruzar la mitad de la cancha y hasta acercarse a Lucchetti.

 Esta realidad se potenció porque Atlético Tucumán lo presionó alto, le ganó la mayoría de las divididas y, así, terminó jugando siempre cerca del área de Torrico, que a los 41 años sigue demostrando estar vigente.

 Torrico fue la figura de San Lorenzo, tal y como ya había ocurrido en la victoria ante Defensa, entre otros enésimos casos: respondió con seguridad cada ataque local, pero también se vio obligado a desactivar pelotas que sus propios compañeros casi mandan adentro: del mismo modo que le tapó con las piernas un cabezazo imposible al Bebe Acosta, al mismo tiempo debió desviar un insólito pase atrás de Zapata...

 Atlético, merodeando a una defensa endeble, fue superior porque tuvo la iniciativa a través de Ciro Rius, Acosta y Augusto Lotti, aunque le faltó la puntada final y/o la pericia para derrotar a Torrico. El contraste con San Lorenzo fue evidente: el punto fue un premiazo pues, a excepción de un tímido cabezazo de Di Santo y de un remate al palo de Uvita Fernández, prácticamente no inquietó a Lucchetti.

Incluso, sufrió algo más que el juego ajeno: hasta se quedó con diez luego de una entrada a destiempo de Julián Palacios, quien había entrado apenas unos minutos antes. Si en igualdad numérica aguijoneaba poco, con uno menos el avance fue prácticamente nulo...

Y entonces el resultado se cantó: 0-0. Antipático para Atlético y valioso para un San Lorenzo que intenta resurgir luego de los ciclones internos, de la salida de los Romero y de esa irregularidad que arrastra de varias temporadas, que con Montero tampoco ha podido corregirse: apenas ganó cuatro de 14 partidos, el uruguayo. Y se salvó de un par de derrotas, como ayer, por Torrico. Pero no alcanza tener al arquero de figura para pelear por más.

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